También en la tradición se halla la pintura decorativa, las grandes superficies de la temática histórica y religiosa. No cabe improvisar. Recuerdo el proceso de elaboración de La muerte de Colón Cabía esta disyuntiva, una evocación puramente estética, sin sujeción a la historia, o la documentación puntual. Pero la pintura iba destinada a ambientar el salón principal de ese Memorial que es la Casa-Museo de Colón de Valladolid. Ni una cosa, ni otra. Allí está Diego Colón, con el Padre Zumárraga, Américo Vespucio y otros personajes que sabemos asistieron al óbito del gran Almirante en Valladolid. Pero no los persigamos con espíritu de verosimilitud historicista. Allí están presentes asimismo’los Padres Franciscanos. Todo sobrio, con entonación parda, tan preferida por el autor, y una composición que recuerda a Zurbarán. La historia, distante, evocadora, pero a la vez un hecho concreto.
JUAN JOSÉ MARTÍN GONZÁLEZ
(Catedrático de Historia del Arte)
Para el Patronato del museo colombino urgía tener un cuadro que reflejase con fidelidad el momento de la muerte del Almirante, y ahí está.
El lienzo, por más que el pintor haya padecido al encontrar frenada su fantasía por necesidades históricas, incluso políticas, de indumentaria, etc., ha «ilustrado» una sala con más de nueve metros cuadrados, sin padecimiento de las exigencias pese a que se trata de un cuadro lleno de convencionalismos, en los que triunfa lo erudito sobre la pintura misma. ¿Que era difícil salir triunfantes de la pretensión? Naturalmente. Y como cada uno por su lado directores y artista han llevado a buen puerto la idea básica, no hay más remedio que aplaudir
Benito Rementería se ha separado de normas clásicas en la representación de la escena mortuoria, con una cama ajustada a la moda del tiempo, determinadas alegorías y en fin, un grupo estupendo que predispone a rememorar los frescos de Vázquez Díaz de Santa Maria de la Rábida. La docena de personajes que acuden al triste momento, el hijo de Colón está de rodillas se entiende como lo mejor del lienzo, si bien cabe reconocer que a pesar de tantos «inconvenientes» convenientes para que no padezca la historia o padezca sólo mínimamente, el artista vence, porque convence.
LUIS CALABIA
Crítico de Arte Con un claro entronque respecto a la composición y al estilo en los lienzos históricos de Rosales, Pradilla, Muñoz Degrain y tantos otros, Benito Rementería ha concluido un cuadro de gran tamaño sobre la muerte de Colón. Se trata de un cuadro solemne. Según se afirma, fundamentado históricamente. Y en él el almirante agoniza rodeado de frailes encapuchados y de personajes cariacontecidos. Muere Colón sobre un lecho que navega hasta nosotros, en una bien escorzada perspectiva, como un bajel con el norte perdido.
Los frailes le acompañan rezando. Y, cerca de ellos, Américo Vespucio, Alvaro Pérez. Juan de Espinosa y algunos más, permanecen en pie formando un coro de tragedia.
ANTONIO CORRAL CASTAÑEDO
Crítico de Arte
